La Targa Florio de 1973, celebrada en las serpenteantes y desafiantes carreteras de las montañas Madonie en Sicilia, se ha grabado en la memoria del automovilismo no solo por la emocionante victoria del Porsche 911 RSR, sino también por la tragedia que ensombreció el evento. Esta edición fue una mezcla agridulce de gloria y dolor, que llevó a la exclusión de la histórica carrera del campeonato oficial.
Bajo cielos despejados y con una temperatura ideal para la competencia, la Targa Florio de 1973 comenzó con una atmósfera electrizante. El circuito, un recorrido de 72 kilómetros lleno de curvas cerradas y cambios abruptos de altitud, representaba un desafío formidable tanto para los pilotos como para sus autos. Entre la variada parrilla de competidores, el Porsche 911 Carrera RSR destacó por su diseño aerodinámico y su potente motor de seis cilindros y 2.8 litros.
La carrera de 1973 contó con la participación de 55 autos de diversas marcas prestigiosas, incluyendo Ferrari, Alfa Romeo, Lancia y, por supuesto, Porsche. La competencia fue feroz, pero al final, las primeras cinco posiciones fueron dominadas por los Porsche 911 Carrera RSR y los Ferrari 312 PB. El Porsche 911 RSR de Müller y van Lennep se alzó con la victoria, seguido por los Ferrari 312 PB en segundo y tercer lugar, y otros dos Porsche 911 RSR completando los primeros cinco puestos. Esta demostración de fuerza subrayó la superioridad de Porsche en la categoría de resistencia de ese año.
Sin embargo, la emoción de la carrera fue interrumpida por varios accidentes graves. La peligrosa naturaleza del circuito, conocido por sus estrechas carreteras y escasas barreras de seguridad, cobró un alto precio. Trágicamente, dos pilotos perdieron la vida en accidentes fatales. El primero fue Charles Blyth, quien perdió el control de su Lancia Fulvia en una curva cerrada y se estrelló contra una pared de piedra. El segundo piloto fue Fabrizio Violati, que sufrió un accidente similar en su Ferrari 365 GTB/4, impactando violentamente contra una barrera de protección. Estos incidentes oscurecieron el espíritu festivo del evento y pusieron de manifiesto los riesgos extremos asociados con la Targa Florio.
A pesar de la tragedia, la competencia continuó, y el Porsche 911 RSR mantuvo su posición de liderazgo. Uno de los momentos más memorables ocurrió en la segunda mitad de la carrera, cuando Müller y van Lennep, enfrentándose a un tramo particularmente difícil, ejecutaron una serie de maniobras magistrales que consolidaron su ventaja. Su habilidad para navegar por el terreno peligroso sin perder velocidad fue un testimonio de su talento y de la ingeniería superior del Porsche 911 RSR.
Finalmente, después de horas de intensa competencia y con un aire de solemnidad debido a los eventos trágicos, el Porsche 911 RSR cruzó la línea de meta en primer lugar. La victoria fue un hito para Porsche, reafirmando su reputación como uno de los fabricantes más destacados en el mundo del automovilismo. Sin embargo, la celebración estuvo marcada por la tristeza y el reconocimiento de los riesgos inherentes a la Targa Florio.
La edición de 1973 fue la última vez que la Targa Florio se incluyó en el campeonato oficial, debido a los accidentes fatales que ocurrieron. La combinación de la naturaleza extremadamente peligrosa del circuito y las trágicas pérdidas de vidas humanas llevaron a esta decisión, marcando el fin de una era en la historia del automovilismo. En cuanto al Campeonato Mundial de Resistencia de ese año, fue Matra quien se llevó el título, consolidando su dominio en la categoría con un desempeño excepcional a lo largo de la temporada.
Hoy, la Targa Florio de 1973 es recordada tanto por la brillantez del Porsche 911 Carrera RSR como por la tragedia que redefinió el evento. Es un recordatorio de que, aunque el automovilismo es un deporte de pasión y excelencia, también está intrínsecamente ligado a riesgos considerables. La edición de 1973 sigue siendo un capítulo agridulce en la rica historia de las carreras de autos, simbolizando tanto la gloria como la fragilidad de este deporte.
Tras su exclusión del campeonato oficial, la Targa Florio se transformó en el Giro di Sicilia, evolucionando primero en una carrera de rally y, posteriormente, en una competencia de regularidad. Esta transición permitió mantener viva la tradición y el legado de la Targa Florio, adaptándose a formatos más seguros y accesibles. Hoy en día, el evento sigue atrayendo a entusiastas y nostálgicos del automovilismo, que celebran la rica historia y la emoción perdurable de esta legendaria carrera siciliana.

En recuerdo de ese increible auto con unos de los livery mas recordados, hice una obra en acrilico sobre algodón que está disponible en la tienda en este link