El primer Celica supuso una revolución en cuanto a diseño.

Estamos mas acostumbrados a oir la historia del Toyota 2000 GT o el Datsun 240 (Nissan Fairlady) como los primeros deportivos japoneses en triunfar en occidente, pero la Célica -bien conocida por nosotros a partir de su segunda generación y de la apertura a las importaciones de fines de los 70s- escribió su página de gloria en el libro de la historia automotríz.
En los años 60, la sociedad estadounidense comenzó a ver los automóviles de otro modo. Tradicionalmente, habían sido diseñados con los grandes volúmenes como seña de identidad. El Ford Mustang llegó para cambiar eso y contentar a una masa joven que comenzaba a ver el coche como otro medio de diversión y no una simple herramienta.
En Europa, el Ford Capri fue el destinado para ese propósito, mientras que en Japón, Toyota presentó su propia visión de los nuevos tiempos: el Toyota Celica (derivado de coelica en latín, «celestial»). La marca nipona rompió con los cánones presentando un «coupé» 2+2 de pequeñas dimensiones, motor delantero longitudinal, tracción trasera y una aerodinámica cuidada que acabó siendo denominado el «Mustang japonés».

El Toyota Celica fue presentado en el salón de Tokyo de 1970 tras haber sido desarrollado durantes tres años sobre la plataforma del Carina. Además, presentaba diversas variantes para adaptarse a los gustos del cliente, ofreciendo motores de 1.4 y 1.6 litros, dos transmisiones manuales y una automática, así como cuatro niveles de acabado, algo que actualmente vemos como normal pero que fue muy novedoso en aquellos años.
Tampoco decepcionaba en su comportamiento dinámico con tintes deportivos gracias principalmente a su suspensión delantera independiente y trasera de cuatro brazos. Una base excepcional sobre la que Toyota decidió dar el salto a la competición de la mano de Ove Anderson y Toyota Team Europe (TTE), que estableció su base en Colonia, Alemania, y aún hoy sirve de base para las actividades deportivas de la firma nipona.

En 1973, Toyota añadió la carrocería tipo «fastback» (denominado «liftback» por la marca) para mejorar sus capacidades «aventureras» con su gran portón trasero. Pero la primera generación no tuvo su relevo hasta cuatro años más tarde, cuando ya se habían vendido un millón de unidades del Celica.
Pasaron 36 años hasta que se presentó la séptima y última generación después tras haberse vendido 4 millones de unidades y haber vencido en 29 rallies del Mundial, en el que obtuvo cuatro títulos de pilotos y dos de constructores.

Fuentes: www.motor.es www.toyota.es